HUGO CHAVEZ, EL DIABLO Y SU CANCILLER

Robarse la atención mundial a través de acciones arriesgadas y guerras verbales ha sido la constante del presidente de Venezuela Hugo Chávez, para generar polémica y obtener consideración popular.

Sus permanentes intromisiones en la política doméstica de algunos países latinoamericanos, su cercanía con gobiernos catalogados como terroristas, sus acciones populacheras y sus métodos no tan comunes para liderar riqueza dan de que hablar a diario en los medios de comunicación del mundo entero.

Pero lo que sucedió hace dos dias en Nueva York con su Canciller Nicolas Maduro si ha sido el montaje más burdo y barato que haya podido ingeniarse este "antidiablo" venezolano.

Como todos saben, después que el propio Chávez trató mal al presidente de Estados Unidos en el pleno de la conferencia de la ONU y que sus comentarios salidos de tono generaron polémica mundial, hizo que su Canciller Maduro se viera involucrado en problemas de seguridad en el propio aeropuerto de Nueva York, uno de los más custodiados del mundo después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Es clarísimo que el diplomático venezolano actuó de manera indebida y busco generar problema con las autoridades que custodian la terminal aérea de dicha ciudad. Más aún cuando se sabe que el ministro Maduro compró un tiquete de ultima hora y lo pagó en efectivo y no con una trajeta de crédito, como lo hace el común de las personas, fue totalmente sospechoso para las autoridades americanas. Además se demostró que pasó por el filtro de seguridad de la aerolínea, antes de ingresar el avión y provocó una requisa. Por supuesto su actitud se hizo merecedora de todo tipo de reacciones contrarias contra la seguridad que tratan de preservar las autoridades paranóicas de los Estados Unidos.

Es claro. Fue una provocación maquinada por Chavéz y ejecutada por el títere de su Canciller. Es inexplicable que un diplomático de esta jerarquía a nivel internacional y después de participar en una conferencia tan importante como la de la ONU, viaje tan derrepente y peor aún, que pague él mismo su propio tiquete y en efectivo.

En conclusión, Chavéz y su séquito circense lo lograron. Acapararon la atención mundial por este incidente. Pero lo que queda claro y demostrado, es la sed de protagonismo que tiene Hugo Chávez, presidente capaz de realizar cualquier maniobra en contravía de los intereses mundiales para alargar su cuarto de hora y quien además quiere jugar a ser inteligente, pero lo único que hace es quedar en ridículo cuando se descubren sus montajes maquiavélicos y mal elaborados.