OHH.....CANADA!!!!

Desde pequeño quise vivir en un país como Canadá, donde pudiera ser libre, pensar, actuar, aprender y sobre todo ser valorado y respetado. Creo que mi sueño de triunfar en un país con igualdades lo han tenido, lo tienen y lo tendrán muchos de mis compatriotas colombianos, quienes cansados de sufrir y luchar por obtener un mejor porvenir mantienen la ilusión de salir, así sea por un corto periodo de Colombia para poder saborear las mieles de la “tranquilidad” en otra nación.

Pero no todo es color de rosa, por lo menos en lo que a mí y a más del 70 por ciento de los inmigrantes colombianos en otros paises se refiere, porque infortunadamente el arraigo que llevamos dentro de nosotros no permite absorber las culturas e idiomas diferentes al nuestro. Así sucede aquí en Canadá, Corea, Suecia o Australia. Nuestras costumbres y dependencias interfieren en el nuevo aprendizaje y acoplamiento en otro país.

También, para infortunio nuestro, el karma que llevamos como parias de la sociedad, producto de unos cuantos que armados hasta los dientes y pisoteando los derechos de sus congéneres, atropellan y acaban con las esperanzas de millones de colombianos que no son deseados en el mundo y a su ves son comparados con la podredumbre, corrupción y violencia que estos cuantos compatriotas siembran día a día en Colombia, lo que genera rechazo social en el resto del planeta. Pero estos inconvenientes no son problema para nosotros los inmigrantes, por el contrario son un aliciente y un reto para trabajar fuerte y demostrar las capacidades que nuestro pueblo tiene y por ahí derecho se cambia la imagen de Colombia como poco a poco ha venido sucediendo.

Volviendo a mis ilusiones, que al principio comparaba con una mayoría de colombianos, estas han sido tan reaccionariamente distintas, porque aunque he logrado mi propósito de llegar a un país como Canadá, aun falta mucho camino por recorrer. Soy fiel testigo de los esfuerzos y desengaños que tiene la comunidad de colombianos en Canadá. Aquí vienen desde ilegales provenientes de Estados Unidos hasta profesionales con varias especializaciones y postgrados pasando por familias enteras que fueron desplazadas por la común y vulgar violencia que se vive desde hace varias décadas en Colombia.

Tanto los primeros como los últimos ejemplos de compatriotas que se encuentran viviendo en Canadá, tienen una sola cosa en común y es huir de los problemas y faltas de oportunidades en Colombia para poder conseguir siquiera una migaja de paz en este país. En ocasiones despojándose de varias cosas como la posición social o la confraternidad que caracteriza a los colombianos. Muchos llegan con mentiras otros con crudas realidades, pero lo cierto es que todos somos tratados por igual y a mi parecer valorados de la misma forma. Con esto no quiero comparar las situaciones de todo el mundo ni la suerte de tantos que viven la fiesta como les toca. Por el contrario, quiero destacar que aunque somos una minoría extraña en el segundo país mas grande del mundo, nosotros y los demás inmigrantes por lo menos tienen una oportunidad de iniciar una nueva vida lejos de los problemas cotidianos que por mucho tiempo se soportaron.

Llegar a Canadá es supremamente difícil pero lo más tortuoso es establecerse. Primero que todo, este es un país donde se viven los extremos en cuanto a temperaturas se refiere. Por su posición global Canadá tiene unos de los inviernos mas fuertes en el mundo, así mismo son sus veranos; las temperaturas en cada estación son tan diferentes y extrañas como lo son aun más las dificultades para aprender el idioma y conseguir una buena posición laboral. Creo que aunque esta gigantesca nación tiene muchas cosas establecidas política y económicamente hablando, también tiene sus falencias en cuanto a equidad profesional se refiere. Muchos de ustedes queridos amigos en Colombia y en otros países han leído o escuchado de la carencia de profesionales y mano de obra calificada en Canadá. Pues esto es una verdad a medias, porque aunque se necesiten personas día a día para mantener la posición de Canadá como país del primer mundo, las leyes aun están hechas con trabas para permitir que un profesional exitoso en Colombia triunfe y aporte sus conocimientos en esta nación.

SITUACIONES DIFERENTES

Casos como los de Gustavo Alberto Loaiza se ven a diario. El obtuvo ya hace varios años su grado como ingeniero de petróleos en una prestigiosa universidad de Colombia, hizo una especialización y uno que otro curso para actualizarse en la materia, trabajo en importantes compañías petroleras y por ultimo aprendió inglés y algo de francés. Con esta formación académica y estos antecedentes laborales, Gustavo decidió que dejaría de ganar un sueldo discreto en Colombia y postularía su hoja de vida y sus conocimientos ante la Embajada de Canadá en Bogotá para obtener una visa de profesional y desarrollar sus habilidades aprendidas. Aunque no fue muy fácil, el y su familia consiguieron lo que esperaban, la tan anhelada visa. Vendieron lo que tenían, se prepararon mentalmente para vivir en otro país con costumbres e idiomas diferentes a lo suyo y empacaron maletas para radicarse en Canadá. Lo que Gustavo nunca se llego a imaginar fue que su vida daría un giro de 180 grados y empezaría a vivir una nueva, totalmente distinta.

El y su esposa volvieron a nacer en Canadá. Aunque se defendían en el idioma inglés se encontraron con una muralla idiomática y con varios “micos” legales que les impedía ejercer como profesionales en Canadá. Hasta tal punto que para que sus títulos universitarios fueran válidos y pudieran obtener una certificación en la materia tenían que casi volver a iniciar sus carreras. Y conste que ellos ya andaban por la mitad de su treintas y llevaban más de una década de experiencia profesional. Aquí fueron tratados como recién salidos del bachillerato y como alguien a quien le interesa determinada carrera para ejercer en un futuro. Pero bueno, ellos tomaron la situación con calma y frialdad. Lo que pasaba era que no tenían mucho tiempo para comenzar de nuevo y en su familia había además de ellos dos bocas más para alimentar. Gustavo hoy trata de convalidar sus títulos y trabaja en diferentes posiciones distintas a su carrera para mantener a su familia mientras llegan los tiempos de cosecha.

Muchas personas verán este sacrificio como innecesario y tortuoso, pero otros lo hacen porque saben que la recompensa vendrá con creces y los más beneficiados en un futuro serán no solo ellos sino sus hijos.

Esta es Canadá, para algunos una experiencia que no quisieran recordar porque por una u otra razón no aguantaron el trote, ni mucho menos el reinicio. Para otros una opción que de la nada consiguieron para salir de la zozobra y recomenzar una nueva vida lejos de los desengaños sociales y problemas violentos que lastimosamente se viven en Colombia. El capitulo de los refugiados y los ilegales es aparte y totalmente diferente, pero ese lo analizaremos en otra oportunidad.

Bienvenidos sus comentarios, experiencias y ayuda moral para muchos que a través de este blog se desahogan y se acercan así sea de manera virtual a su querida y golpeada Colombia..